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La enfermedad de Alzheimer pertenece a un grupo de enfermedades degenerativas cerebrales (de la corteza cerebral) denominadas "Demencias". Aunque su manifestación más importante es la pérdida de la memoria, presenta una gran variedad de alteraciones funcionales mentales que conducen a una incapacidad (funcional) en el ámbito familiar, social y laboral, que conducen a una dependencia creciente conforme avanza la enfermedad.
Aunque todavía no se conoce cuál es su origen preciso, el único factor de riesgo de gran impacto es la edad avanzada. También se ha relacionado la presencia de esta enfermedad con factores tales como el género, siendo en las mujeres ligeramente más frecuente. Algunos autores han descrito factores de riesgo "menores" tales como la raza (en la raza negra la prevalencia es mayor), los traumatismos craneales con pérdida del estado de consciencia y el nivel de escolarización, entre otros.
Se
pueden distinguir varias fases en la evolución de la enfermedad de Alzheimer.
El período de tiempo en que el cerebro ha empezado a ser afectado pero aún sin
repercusiones funcionales es la "fase silenciosa". No se sabe hasta el
momento su duración, pero es imposible que se inicie muchos años antes de que
se presenten los primeros síntomas. La "fase clínica inicial" se
caracteriza por síntomas inespecíficos difíciles para confirmar el
diagnóstico de un síndrome demencial. Conforme avanza la enfermedad, la
afectación es lo suficientemente importante como para que se detecte el cuadro.
La tabla de continuación describe los diferentes estadios de la enfermedad en
la "fase demencial".
Aunque el número de familias donde se ha demostrado un claro patrón hereditario es mínimo, en ellas existe un alto porcentaje de mayor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer (50 a 60%). La suma de varios factores de riesgo antes mencionados conduce a una mayor frecuencia de aparición de la enfermedad, en los casos donde el factor hereditario no tiene peso significativo. Aunque
existen pruebas para detectar anomalías genéticas que pudieran producir la
enfermedad de Alzheimer, su fiabilidad no ha sido demostrada y su disponibilidad
es limitada.
Es importante alentar al paciente en actividades concretas significativas para él/ella, dado que le ayudarán a reafirmarse en su vida. En la fase leve no se requiere supervisión para estas tareas. Actividades como la lectura, el baile y tareas domésticas siempre son adecuadas. Deben evitarse actividades que requieran comprensión escrita, matemáticas, habilidades de escritura y conversaciones completas. Lea con él 5 líneas 2 veces seguidas de un periódico, libro o revista y ayúdelo a resumir lo que se ha leído. En la fase moderada el objetivo primario es concretar las actividades. Las directrices que se den, deben presentarse de una en una. Aunque parezcan simples, nunca deben ser ni hacerse parecer infantiles. Es necesario proporcionar una supervisión ligera de manera intermitente para corregir errores y problemas que surjan. Las ayudas para la memoria (calendarios con citas, cuadernos de notas personales para nombres, fechas e instrucciones simples). En la etapa grave, se recomiendan las actividades repetitivas de un sólo paso, por ejemplo: bailar, regar el jardín, secar platos, limpiar el polvo. Hay que señalar que el individuo que se encuentra en esta etapa todavía puede beneficiarse de actividades específicas y simples. El paciente necesita ayuda en el autocuidado, bañarse y vestirse, esto puede requerir carteles con notas que indiquen los pasos a seguir en la realización de la tarea de manera visual. Cualquier cambio ambiental debe acompañarse de apoyo y protección emocional. Debe evitarse la sobreestimulación. Otros consejos generales:
Hasta el momento existen pocos medicamentos para el tratamiento de esta enfermedad. Entre ellos se encuentran los inhibidores de la aceticolinesterasa que han sido utilizados en etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer y el más reciente, memantina, que, por su mecanismo de acción sobre la vía del glutamato, facilita los procesos de aprendizaje y regulación de la toxicidad cerebral. Es importante destacar que la memantina es el único medicamento que ha sido aprobado, en las etapas graves de la enfermedad de Alzheimer. (También existen otros que se han propuesto como "oxigenadores" cerebrales, con resultados inconclusos).
Por la naturaleza de la enfermedad, es frecuente que su familia tenga problemas de desorientación, por lo que recomendamos lo siguiente:
Con frecuencia estas personas presentan insomnio y deambulación nocturna. Pueden confundir el día con la noche, lo cual provoca insomnios más graves. Es importante tener en cuenta las siguientes consideraciones para el manejo de estos trastornos:
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