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4.
EXPOSICIÓN Y TRANSMISIÓN |
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Botulismo de transmisión
alimentaria
C. botulinum es una bacteria anaeróbica, lo
que significa que solo se desarrolla en ausencia de oxígeno. El Botulismo de
transmisión alimentaria se produce cuando C. botulinum crece y genera toxinas en
los alimentos que se consumirán. La bacteria produce esporas ampliamente
presentes en el medio ambiente, incluida la tierra, los ríos y los mares.
El crecimiento de la bacteria y la formación de
toxinas tienen lugar en productos con bajo contenido en oxígeno y en algunas
combinaciones de temperatura de almacenamiento y parámetros de conservación.
Esto ocurre mayormente en conservas de alimentos hechas sin las debidas
precauciones y en alimentos inapropiadamente procesados, enlatados o
embotellados en casa.
C botulinum no se desarrolla en condiciones
de acidez (pH inferior a 4,6), y por lo tanto la toxina no se generará en
alimentos ácidos (aunque un pH bajo no degradará ninguna toxina ya existente).
Las combinaciones de baja temperatura de almacenamiento y contenidos de sal, y/o
el pH, se utilizan también para prevenir el crecimiento de la bacteria o la
formación de la toxina.
La toxina botulínica se ha encontrado en diversos
alimentos, incluidas conservas vegetales con bajo grado de acidez, tales como
judías verdes, espinacas, setas y remolachas; pescados, incluido el atún en lata
y los pescados fermentados, salados y ahumados; y productos cárnicos, por
ejemplo, jamón y salchichas. Los alimentos en cuestión difieren de un país a
otro y reflejan los hábitos locales de alimentación y de conservación de los
alimentos. En ocasiones se ven implicados alimentos elaborados con fines
comerciales.
A pesar de que las esporas de C. botulinum
son termorresistentes, la toxina producida por la bacteria que crece a partir de
las esporas en condiciones anaeróbicas se destruye mediante el hervor (por
ejemplo, a una temperatura interna superior a los 85º C durante al menos cinco
minutos). Por consiguiente, los casos de botulismo de transmisión alimentaria
frecuentemente guardan relación con alimentos listos para el consumo
empaquetados con poco oxígeno.
Las muestras de alimentos vinculados a casos
sospechosos se deben obtener inmediatamente, guardar en envases herméticos y
enviar a laboratorios para identificar la causa y prevenir otros casos.
Botulismo en lactantes
El Botulismo en lactantes suele afectar a niños
menores de seis meses. A diferencia del botulismo de transmisión allimentaria,
causado por la ingestión de toxinas previamente generadas en los alimentos
[véase el párrafo a) anterior], este se produce cuando los lactantes ingieren
esporas de C. botulinum que germina como bacterias, colonizan el
intestino y liberan toxinas. En la mayoría de los adultos y los niños mayores de
seis meses esto no ocurre, porque las defensas naturales del intestino que el
organismo desarrolla con el tiempo impiden la germinación y el crecimiento de la
bacteria.
En los lactantes, los síntomas clínicos incluyen
constipación, pérdida de apetito, debilidad y llanto alterado y una apreciable
pérdida del control de la cabeza. Aunque son varias las fuentes posibles de
infección de lactantes con Botulismo, la miel contaminada con esporas se ha
asociado a algunos casos. Por lo tanto, se aconseja a los padres y cuidadores de
niños que no alimenten con miel a los lactantes menores de un año.
Botulismo por heridas
El Botulismo por heridas es infrecuente y se
produce cuando las esporas entran en una herida y pueden reproducirse en un
medio anaeróbico. Los síntomas son similares al Botulismo de transmisión
alimentaria, pero pueden tardar hasta dos semanas en aparecer. Esta forma de la
enfermedad se ha relacionado con el abuso de sustancias, especialmente con la
inyección de heroína black tar ("alquitrán negro").
Botulismo por inhalación
El Botulismo por inhalación es muy infrecuente y no
se produce naturalmente: está asociado a sucesos accidentales o intencionales
(como el bioterrorismo) que dan lugar a la liberación de las toxinas en
aerosoles. El Botulismo por inhalación presenta manifestaciones clínicas
similares a las del Botulismo de transmisión alimentaria. La dosis letal media
para el ser humano se ha estimado en dos nanogramos de toxina botulínica por
kilo de peso corporal, o sea, aproximadamente, el triple que en los casos de
transmisión alimentaria.
Tras la inhalación de la toxina, los síntomas
aparecen después de uno a tres días, y ese tiempo es mayor cuando los niveles de
intoxicación son más bajos. Los síntomas son similares a los que provoca la
ingestión de toxina botulínica, y culminan en parálisis muscular e insuficiencia
respiratoria.
Si se sospechase la exposición a la toxina por
inhalación de aerosoles, se debería evitar la exposición adicional de los
pacientes y otras personas. Se deberá quitar la ropa del paciente y guardarla en
bolsas de plástico hasta que se las pueda lavar profundamente con agua y jabón.
El paciente se deberá duchar y descontaminar inmediatamente.
Otros tipos de intoxicación
En teoría, el Botulismo transmitido por el agua
puede producirse mediante la ingestión de la toxina. Sin embargo, dado que los
procesos habituales de tratamiento del agua (por ejemplo, hervor, desinfección
con una solución al 0,1% de hipoclorito) destruyen la toxina, el riesgo es
considerablemente bajo.
El Botulismo de origen desconocido suele afectar a
adultos, y en esos casos no es posible determinar si el origen es alimentario o
por heridas. Estos casos son comparables al Botulismo en los lactantes, y pueden
ocurrir cuando la flora intestinal se altera debido a procedimientos quirúrgicos
o terapia antibiótica.
Se han notificado efectos adversos de la toxina
pura en algunos pacientes, debido a su empleo en medicina y/o cosmética; [véase
el siguiente epígrafe "Botox"].
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5.
"BOTOX" |
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La bacteria C. botulinum es la misma que se utiliza
en la fabricación de botox, un producto farmacéutico generalmente inyectable,
para uso clínico y cosmético. Los tratamientos con botox utilizan el tipo A de
neurotoxina botulínica muy diluida y purificada. El tratamiento se administra en
entornos médicos adecuados a las necesidades del paciente, y habitualmente es
bien tolerada, aunque en ocasiones se han observado efectos secundarios.
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6.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO |
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Por lo general, el diagnóstico se basa en la
historia clínica y el examen clínico, seguidos de la confirmación de
laboratorio, especialmente para demostrar la presencia de la toxina botulínica
en el suero, las heces o los alimentos, o un cultivo de C. botulinum de
heces, heridas o alimentos. En ocasiones el Botulismo se diagnostica
equivocadamente, ya que suele confundirse con accidente cerebrovascular,
síndrome de Guillain-Barré o miastenia gravis.
La antitoxina se debe administrar lo antes posible
tras el diagnóstico clínico. La pronta administración es eficaz para reducir las
tasas de mortalidad. Algunos casos de Botulismo requieren un tratamiento de
apoyo, especialmente ventilación mecánica, que pueden ser necesarios durante
semanas e incluso meses. Los antibióticos no son necesarios (excepto en caso de
Botulismo por heridas). Existe una vacuna contra el Botulismo, pero se utiliza
en muy pocas ocasiones, dado que su eficacia no se ha evaluado totalmente y se
han demostrado efectos secundarios negativos.
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7. PREVENCIÓN |
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La prevención del Botulismo de transmisión
alimentaria se basa en las buenas prácticas de preparación de los alimentos, en
particular durante el calentamiento/esterilización, y la higiene. El Botulismo
de transmisión alimentaria se puede prevenir mediante la inactivación de la
bacteria y sus esporas en los productos termoesterilizados (por ejemplo en
hornos de esterilización) o enlatados, o la inhibición del crecimiento
bacteriano y de la producción de toxinas en otros productos. La ebullición puede
destruir las formas vegetativas de la bacteria, pero las esporas pueden seguir
siendo viables tras horas de ebullición, aunque es posible matarlas con
tratamientos a muy altas temperaturas, como el enlatado comercial.
La pasteurización comercial (incluidos los
productos pasteurizados envasados al vacío y ahumados en caliente) no siempre es
suficiente para matar todas las esporas y, por consiguiente, la inocuidad de
esos productos se deberá basar en la prevención del crecimiento bacteriano y la
producción de toxinas. Las temperaturas de refrigeración combinadas con el
contenido de sal y/o las condiciones de acidez impedirán el crecimiento de la
bacteria y la formación de toxinas.
Las Cinco claves de la OMS para la inocuidad de los
alimentos sirven de base a los programas de formación y capacitación de
manipuladores de alimentos e informan a los consumidores. Son particularmente
importantes para prevenir intoxicación alimentaria. Esas cinco claves son:
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mantenimiento de la higiene;
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separación de alimentos crudos y cocidos;
-
cocción total;
-
mantenimiento de los alimentos a temperaturas
seguras;
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utilización de agua potable e ingredientes
crudos seguros.
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Recopilatorio de TEST ONLINE Especial
PANDEMIAS: Gripe A, Ébola, COVID-19
Se llama PANDEMIA a la propagación
mundial de una nueva enfermedad. En los últimos once años hemos sido
azotados por la Nueva Gripe A/H1N1 (2009), la Enfermedad por el Virus
del ÉBOLA (2014) y el Nuevo Coronavirus SARS-CoV-2 causante de la COVID-19
(2020).
Desde nuestras Webs de Interés
Socio-Sanitario para Opositores nos hemos hecho eco de las mismas con la
publicación de Dossiers, Esquemas, Protocolos de actuación para el
personal sanitario así como con la elaboración de los Test Online que te
presentamos en este recopilatorio.
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8. RESPUESTA DE LA O.M.S. |
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Los brotes de Botulismo son infrecuentes, pero
algunas emergencias de salud pública exigen un rápido reconocimiento que permita
identificar el origen de la enfermedad, distinguir los tipos de brotes (natural,
accidental o deliberado), prevenir nuevos casos y dispensar tratamiento eficaz a
las personas afectadas.
El éxito del tratamiento depende considerablemente
del diagnóstico precoz y la pronta administración de la antitoxina botulínica.
La función de la OMS para responder a brotes de
Botulismo que podrían ser de preocupación internacional incluye los siguientes
aspectos:
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Vigilancia y detección: la OMS apoya el
fortalecimiento de los sistemas nacionales de vigilancia e internacionales
de alerta, con el fin de asegurar la rápida detección de brotes locales y
una eficiente respuesta internacional. El principal instrumento de la OMS
para esas actividades de vigilancia, coordinación y respuesta es la Red
Internacional de Autoridades en materia de Inocuidad de los Alimentos (INFOSAN),
que vincula a las autoridades nacionales de los Estados Miembros encargadas
de las actividades relativas a la inocuidad de los alimentos. Esa red está
gestionada conjuntamente por la FAO y la OMS.
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Evaluación de riesgos: la respuesta de
la OMS se basa en una metodología de evaluación de riesgos que incluye un
examen destinado a determinar si el brote es natural, accidental o
intencional. La OMS también aporta evaluaciones científicas que sirven de
base para las normas, directrices y recomendaciones de seguridad alimentaria
que elabora la Comisión del Codex Alimentarius.
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Contención de la enfermedad en su origen:
la OMS coordina la adopción de medidas con las autoridades nacionales y
locales a fin de contener los brotes en sus fuentes de origen.
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Prestación de asistencia: la OMS
coordina las actividades de organismos internacionales, expertos,
laboratorios nacionales, compañías aéreas y organizaciones comerciales con
el fin de movilizar equipos, materiales e insumos de respuesta, incluido el
suministro y la administración de antitoxina botulínica.
Información obtenida de las Notas Descriptivas de la Organización
Mundial de la Salud -
www.who.int
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