"Se hace tarde y la visita debe finalizar. El guía se inclina
para decirle casi al oído, antes de despedirse, que el sanatorio también
ha sido el centro de leyendas de toda la zona. A veces, en las noches de
verano, cuando el viento del sur cruza veloz y frío entre las pequeñas
encinas que pueblan el mirador, hay quien asegura haber escuchado risas
de niña. El guía se aleja lamentando quizás haber contado algo
incompatible con el rigor de su profesión. Quizás por ello se vuelva
para recordarle al escritor que él no cree en esas leyendas.
Se ha hecho de noche. El escritor recuerda que al salir pudo
comprobar como hasta allí llega el resplandor que ilumina la noche y
que, sin duda, como ocurriera a los protagonistas de la novela de Cela,
convoque como un imán luminoso los recuerdos y las esperanzas de los
residentes... Seguramente ellos también tengan sus sueños puestos en la
ciudad, que ahora, cuando cae la noche, parece que sólo alberga momentos
felices."