"...Al volver sobre sus
pasos y recorrer la fachada norte del edificio principal, la mirada se
detiene en un singular anexo que enseguida identifica: la Capilla. El
ábside exterior, con sus contrafuertes extravagantes, le recuerda al
visitante la arquitectura imaginaria que enmarca los sueños de Little
Nemo o aquella de la Metrópolis futurista que describiera Thea Von
Harbou. Refuerza la imagen de irrealidad una gran chimenea, de boca
rectangular, humeando constantemente, y que le da un aire fabril a la
estructura religiosa. Sobre el ábside, alzada en un breve pedestal, más
que espadaña, se levantaba una gran cruz que se desmontara a principios
del siglo XXI, por temor a su desplome. La iglesia no es del momento
fundacional, por eso parece un apéndice extraño a la organización
arquitectónica del sanatorio. No figuraba en el proyecto original de
Rafael Bergamín. La incluyó el arquitecto Genaro de No como un espacio
necesario del recinto hospitalario..."
Del libro
Sanatorio de Los Montalvos:
Guía para una Visita.
"El erudito visitante
conoce algo sobre el origen de la Congregación de las Hermanas
Mercedarias de la Caridad, fundada por el sacerdote granadino Juan Zegrí
y que han estado dedicadas, entre otras misiones, al cuidado de enfermos
tuberculosos."
Unción de Enfermos:
A petición
de los interesados, sea el enfermo
o su familia. Háganlo cuanto antes,
no esperen a que el enfermo
esté inconsciente o en agonía.
VIDRIERAS. Lado del Evangelio. El primero de los
emblemas son dos aves bebiendo de una fuente, imagen muy
representada en el arte cristiano y cuyo significado no es
otro que el de las almas cristianas –aves– nutriéndose de la
doctrina de Cristo –agua–.
La
siguiente imagen vistosamente ataviada y calzada con
sandalias lleva el emblema que simboliza a Dios Padre. Es
posible que el artista vidriero eligiera al arcángel San
Gabriel, cuyo nombre significa «mensajero de Dios», portador
de su imagen. Si nos fijamos con atención, el arcángel está
en actitud de bendecir.
El
siguiente emblema lleva una estrella planeando sobre formas
ondeantes. La figura alada viene tocada por una corona de
laurel. Aquí también debemos hablar del tratamiento especial
de su indumentaria. Ésta se compone de dos piezas: el brazo
izquierdo deja al descubierto una serie de pliegues cuya
disposición recuerdan al caparazón de una concha. Y para la
túnica el artista ha recurrido a la técnica del paño húmedo
como si fuera una Venus surgida de las aguas marinas.
Estamos ante la representación alegórica de la Stella Maris,
estrella del mar, una de las letanías que acompaña a la
representación de la Virgen Inmaculada Concepción. Este
emblema y el anteriormente comentado formarían parte de una
misma escena, la de la Anunciación, estando también incluida
en ella la siguiente figura, el Espíritu Santo.
La siguiente
figura representa al Espíritu Santo. El emblema lo forma un
círculo en cuyo interior y en pleno vuelo se ha representado
una paloma blanca. Se ha establecido una asimilación de
caracteres entre la figura portadora y su emblema a través
del tratamiento de los ropajes (pliegues muy juntos que se
asemejan al plumaje del ave, sobre la túnica viste una capa
que cubre su espalda a modo de alas).
La
última pareja de vitrales viene representada primero por una
imagen femenina, pues cubre sus cabellos con un sencillo
velo transparente y es portadora de símbolos de la Pasión:
la escalera, la vara con la esponja y la lanza. La lectura
no sería otra que el instante en el que la Virgen María,
madre del crucificado, oprime contra su vientre los
instrumentos pasionales en un gesto de asentimiento de una
sentencia impuesta, la del sacrificio de Cristo, ya
ejecutada. En esta escena tendría sentido el paralelismo
alas–cruz. El paño blanco que vemos en las alas de la figura
haría referencia al lienzo que resta sobre la cruz tras el
descendimiento de Cristo del madero.
Y por
último, la siguiente figura viene calzada con sandalias y su
cabeza está tocada por una cinta en tono azul. Estos dos
elementos son distintivos de los arcángeles. Sin duda alguna
esta figura ha sido elegida por su calidad de mensajero de
Dios para el anuncio de la victoria del Resucitado. El tono
dorado de las letras que forman el anagrama simboliza la luz
que envuelve el momento de la resurrección. Ésta imagen está
enfrentada a la figura alegórica de La Piedad, hecho que
vendría a reafirmarnos en nuestro juicio
Muerte–Resurrección. Del libro
Sanatorio de Los Montalvos:
Guía para una Visita.
VIDRIERAS. Lado de la Epístola.
A mano derecha la primera imagen viene acompañada por un
ánfora, mientras que en el hueco siguiente la figura
alada porta un cáliz envuelto en un halo luminoso que
contiene en su interior una hostia. El artista, sin duda
alguna, ha querido hacernos partícipes del milagro de la
consubstanciación. Cristo, muerto en la cruz y ahora
presente en la Hostia Sagrada. La representación del
ángel que sostiene este emblema destaca por su actitud,
firme y enérgica. Todo en él está impregnado de
connotaciones triunfalistas: no hay titubeos y dirige su
mirada al frente (misma disposición para el emblema). Su
fortaleza viene sugerida al dejar al descubierto la
pierna derecha, soporte del cuerpo. Y la corona de
laurel ciñendo su cabeza no viene sino a confirmar su
victoria. En la «batalla» se ha guarecido en su «escudo»
con el emblema que le caracteriza y salvaguarda.
Esta
figura no es sino la personificación simbólica del
triunfo de la Iglesia por medio del milagro que tiene
lugar en la celebración del acto eucarístico. Y su
victoria la proclama a través de la cinta que, con
motivos geométricos, se entrelaza en sus alas a modo de
enseña en tono dorado y encarnado. No son colores
tomados al azar pues estarían simbolizando la
Resurrección del Hijo de Dios.
Esta
representación está asociada al emblema anterior, el
ánfora recipiente en el que se consagra el vino, según
la tradición, el día del Jueves Santo.
La
siguiente pareja de vitrales presenta rasgos muy comunes
entre ellos que les diferencian de las vistas hasta el
momento. Ambas imágenes se han representado como ángeles
portadores de emblemas sin embargo, sobre sus cabezas,
además del nimbo, aparece una pequeña estrella.
Otro aspecto distintivo es que las dos figuras visten
dalmática. Estos dos elementos, estrella y dalmática son
característicos de los diáconos. Las alas en estos dos
casos habría que tomarlas como símbolos de identidad del
emisario de Dios.
La
situada a nuestra derecha es portadora del emblema
formado por una exuberante palmera de la que sólo
llegamos a ver sus ramas por estar acotada por una
barandilla. En la cenefa que decora su casulla
advertimos un racimo de vid y sobre éste un objeto
cruciforme. El artista ha tomado la casulla como soporte
para ofrecernos información adicional al atributo que
sustenta entre sus manos. Este recurso nos trae a la
mente la figura de San Ildefonso en el cuadro pintado
por El Greco. El artista vio en la casulla del santo el
marco idóneo para instruirnos en el martirio del
dominico San Esteban; estaríamos pues ante una misma
asociación de ideas. Por tanto debemos tomar ambos
elementos representados en la dalmática del vitral como
integrantes de un acto martirial.
En el
arte cristiano se ha identificado el fruto de la vid con
la figura de Cristo y el lagar donde se estruja este
fruto como símbolo de la cruz. El objeto cruciforme
representado sobre el racimo de uvas podría estar
haciendo referencia al tornillo y prensa del lagar, por
tanto, sería una interpretación particular del lagar de
la Cruz, donde fluye la sangre redentora de Jesús
crucificado. La palmera exuberante que le caracteriza
estaría haciendo referencia a la vida del paraíso para
todo el género humano, gracia alcanzada por la redención
de la sangre de Cristo.
La otra
figura porta en su emblema un pozo con polea y
acompañado por la herrada para la subida del agua. Aquí
se estaría haciendo alusión al episodio del encuentro de
Jesús con la samaritana.
De la
última pareja de vitrales del lado de la epístola, la
primera imagen representada viste casulla (más sencilla
que las anteriores), y el emblema presenta un copón.
En la
última imagen llama la atención la dulzura con la que
estrecha el emblema entre sus brazos. A este amoroso
abrazo acompaña el gesto afligido de su rostro. Se
muestra cabizbaja, al tiempo que busca amparo en la
imagen que le precede. En este gesto advertimos que se
cubre los cabellos con un velo. El emblema es una flor
de cuatro pétalos de tono encarnado totalmente abierta
que deja ver en su interior una pequeña cruz, en una
variedad tonal más rojiza que los pétalos. En ellos
hemos querido ver una alusión a la Crucifixión de
Cristo. Estaríamos pues ante el momento en que la Virgen
María acoge en su seno a Cristo ya muerto
(representación de La Piedad). En este trance, la Virgen
María busca amparo en la figura que le precede, la del
evangelista San Juan. Esta imagen ayuda a entender el
sentido del emblema anterior, puesto que junto a
representaciones de La Piedad aparece con frecuencia
aquel cáliz donde se recoge la sangre del crucificado.
Conociendo el significado de esta última imagen y
volviendo a los emblemas y figuras anteriores a ella,
advertimos que en ellos se puede trazar una secuencia de
acontecimientos así; las dos primeras figuras son la
alegoría de la Eucaristía de la Última Cena. Los dos
Diáconos son los mensajeros de Dios que nos comunican
nuestra redención por medio del sacrifico de Cristo al
que se aludiría en las dos últimas imágenes.
Del libro
Sanatorio de Los Montalvos:
Guía para una Visita.
8
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"Una vez dentro de la
planta primera, a mano derecha y al fondo del pabellón central, una
puerta ancha y comprimida nos avisa de la ubicación de la capilla.
Compuesta de dos hojas divididas en tres registros, en el central se ha
tallado el motivo ornamental de la cruz. Cuando accedemos al interior
nos encontramos ante un espacio de una sola nave y una altura
correspondiente a dos plantas del pabellón. Frente a nosotros la
cabecera presenta una embocadura adintelada, siendo también adintelado
su espacio interior al que se accede tras subir tres peldaños. Es un
espacio de escasa profundidad de planta trapezoidal. En él se encuentra
el altar de mármol negro con betas blancas y en el muro del testero,
arrimado a un zócalo de mármol también de forma trapezoidal,
contemplamos en sagrario sobre un alto basamento del mismo material y
color que el empleado para el altar. Encaramada en el muro de la
cabecera aparece la escultura de Nuestra Señora de las Mercedes. Como si
fuéramos protagonistas de su aparición milagrosa se nos muestra
suspendida en el aire sin basamento que la sustente. Este recurso se
estaba imponiendo en muchas de las iglesias que se construyeron en estos
años sin duda alguna por el gran protagonismo que habían alcanzado a
mediados del siglo dos de las apariciones marianas con mayor resonancia,
la de la Virgen de Lourdes y la de la Virgen de Fátima."
En
la imagen, trabajos de extracción del mural de la capilla del
Hospital Clínico de Salamanca
para su posterior traslado al Hospital Los
Montalvos, realizados durante los meses de marzo y abril de 2022.
El mural "Vía Crucis" fue pintado por el artista salmantino Genaro de No
en el año 1975, aplicando la pintura directamente encima del enlucido de
la pared de la capilla.
Con motivo de la
demolición del Hospital Clínico Universitario de
Salamanca,
la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León tomó la decisión
de trasladar este mural a la capilla del
Hospital Los Montalvos. La
decisión de la Consejería de Sanidad de trasladar esta obra de un
hospital a otro se ha tomado con el asesoramiento de la Diócesis de
Salamanca y del Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Salamanca.
La Comisión Territorial de Patrimonio Cultural ha destacado la
sensibilidad de la Consejería de Sanidad al conservar el mural a pesar
de que no goza de protección como bien de interés cultural.
"La iglesia no es del momento fundacional, por eso parece un apéndice
extraño a la organización arquitectónica del sanatorio. No figuraba en
el proyecto original de Rafael Bergamín. La incluyo el arquitecto
salmantino Genaro de No como un espacio necesario del recinto
hospitalario."
"El cementerio es
un cuadrilátero de ladrillo que delimita el lugar santo, entre
colores mojados del otoño. Su ubicación, alejado de la
carretera, parece marcarla dos jóvenes cipreses situados,
curiosamente, fuera del recinto. La portada es lo único
monumental: presenta una cruz de Lorena y una orla donde
seguramente figuró un lema religioso hoy desaparecido. En la
parte superior, bajo un tejado a dos aguas, se encontraba
la campana. La verja de entrada está abierta. El interior está
totalmente abandonado y, entre la maleza, aún quedan panteones y
lápidas."
Del libro
Sanatorio de Los Montalvos:
Guía para una Visita.
El número de tuberculosos fallecidos en el
sanatorio en los primeros años fue muy
elevado y el traslado al cementerio de
Salamanca provocó en la población el miedo a
la difusión de la enfermedad por la ciudad;
tanto que, a principios de 1950, se prohibió
enterrar a los fallecidos procedentes de Los
Montalvos. El cementerio de Carrascal de
Barregas estaba aún más lejos que el de
Salamanca, por lo que el Patronato Nacional
Antituberculoso llegó a un acuerdo con el
Ayuntamiento de Carrascal: el Ayuntamiento
compró a Vidal Martín Sánchez una parcela de
unos 4.000 metros cuadrados en el paraje de
Las Encinas, junto al camino de La Golpejera,
y la cedió al Patronato para construir el
cementerio. Aunque los acuerdos definitivos
tardaron en producirse, la primera
inhumación se realizó el 23 de marzo de
1950.
Cuando el 2 de abril de 1985 se produjo el
último enterramiento, sumaron un total de
1.071 cadáveres. Hasta principios de la
década de los setenta el 80% de los
fallecidos en el sanatorio eran enterrados
en el cementerio, pero desde entonces el
número fue disminuyendo progresivamente. El
14 de octubre de 1999 se autorizó la
clausura y cierre definitivo del cementerio.
Para las primeras inhumaciones existió un
carro fúnebre con tiro de varas para una
caballería (más tarde sustituida por un
asno) que bajaba desde el sanatorio, en cuya
capilla el párroco de Doñinos había oficiado
el funeral.
El edificio que aún podemos observar es
propiedad del Ayuntamiento de Carrascal de
Barregas y en su fachada exhibe el símbolo
de la función que cumplía: la Cruz de
Lorena. Esta cruz es la de Godofredo de
Bouillon, asociada a las cruzadas y, por
este motivo, adoptada en 1902 como símbolo
de la cruzada internacional contra la
tuberculosis.
Inaugurado en 1950, cuando el Ayuntamiento de Carrascal de Barregas
compró a Vidal Martín un terreno por 3.250 pesetas de la época para
allí construir un cementerio y cederlo después al
Patronato Nacional Antituberculoso. Así
fue y desde entonces muchos de los fallecidos en el Hospital de Los
Montalvos fueron enterrados en ese recinto de 4.500 metros cuadrados, hasta
que fue clausurado el 19 de Octubre de 1999, aunque la última persona inhumada allí,
Francisco Aguado, lo fue el 2 de Abril de 1985.
La torre de
telecomunicaciones de Salamanca (llamada "de los Montalvos" por
encontrarse en las cercanías del hispital del mismo nombre) tiene una
altura de 112 m. Esta gran altura, junto con su ubicación en lugar alto,
hace de esta torre una referencia visual bien conocida por todos los
salmantinos.
La torre está dividida en
dos partes, estructura de hormigón y antena. Es usada por la compañía
Telefónica para sus emisiones en Salamanca. Fue construida en 1989,
junto con otras similares en Zaragoza, Cádiz, Gerona y Oviedo.
Desde este punto podemos
ver el edificio del Hospital Los Montalvos, antiguamente Hospital
"Martínez Anido". Hoy alberga distintas unidades clínicas, pero nació
como sanatorio especializado en infecciones respiratorias, dedicado
fundamentalmente a enfermos tuberculosos.
El miedo al contagio hizo
del tuberculoso un enfermo al que la sociedad rehuía y segregaba. Buena
prueba fue que este sanatorio estaba apartado de cualquier núcleo urbano
y los enfermos contaban con granja, huertas y panadería para así impedir
el contacto con el exterior. Todo ello es un excelente caldo de cultivo
para el surgimiento de leyendas entorno al edificio, como la que cuenta
que el
alma de una niña que visitaba a su madre
tuberculosa
en el hospital aún sigue vagando por sus pasillos...
De los paneles informativos
SENDA DEL PIRULÍ -
Carrascal de Barregas.